Una leyenda Urbana

Iniciado por Tokego, Abril 17, 2007, 03:01:28 AM

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Tokego

Bueno, pues creo que les contare lo que pude dar a buena cuenta hace pocos días; la cosa es así, disculpen de antemano que sea larga :P :

Un par de días atrás en la universidad, estábamos dialogando de lo divino y lo humano en una de aquellas clases que ponen de relleno para joder los bolsillos del buen estudiante; esta clase era diferente estábamos hablando acerca de algunos mitos urbanos de esos que solo se le ocurren a una mente recalenta' o a alguien que lo vivió realmente.

Se hablo de muchas cosas, desde antiguos mitos del pais, hasta modernos estropillos ciudadanos, entre otros la historia de la mujer sin comunión, la del monje sin cabeza, la del pasajero muerto, en  realidad un sinfín de historias  de esas que te dejan mirando por encima del hombro (la desconfianza que llaman); pero hubo una que llamo la atención.

La contó un maestro invitado de esos que poseen 5 carreras y cantidad de posgrados, pero que no pasan de los cuarenta, el decía que era ya un pela'o de 13 o 14, eran los 70's, le importaba un pimiento lo que dijera sus taitas, era libre, su mundo eran sus amigos y las historias de pepin y condorito; con su parche (amigos) se escurría entre las rejas de la estación principal en la Jimenez a correr entre los trenes y las vías que sucumbian al abandono; era fijo correr hasta la veintiséis y el cruce de ferrocarril y volver, era un trayecto largo (larguísimo diría yo), pero eran jóvenes; un día les cogió el tarde, eran casi las 6 pm y apenas llegaban al cruce.

"recuerdo que Alonso iba adelante, era el que mas corría,  cuando creímos que ya llegábamos se oyó un totazo ni el hijue'puta, todos nos tiramos al piso creyendo que nos atacaban los comunistas, el primero en pasar despavorido fue alonso, levante la vista y mire por encima de la barriga de Cansino; era un tren y venia hacia nosotros, no me podía mover; empece a llorar como una nena, quería a mi mama. Luego escuche una estampida a mi lado, apenas vi sus siluetas, eran soldados corrían hacia la veintiséis de forma airada, pero se veía algo diferente su uniforme, no se parecía al actual, los escuche gritar cosas como "lo partió, o se mataron estos maricones", voltee a mirar el tren que se acercaba pero nada, ni soldados, ni tren, ni conmoción, ni nada, solo la barriga de Cansino, me pare disimuladamente y lo único que atine a decir fue "corran que se nos apareció un puto fantasma"".

Con la historia se fue la clase y nos olvidamos del asunto.

El domingo pasado me puse a dialogar con mi abuelo ya viejo, raya los 85 (y creo que le sobra vitalidad), entre cuento, chiste y chanza, me relato sus días en el Batallón Guardia Presidencial, por allá en 1945, me decía que la pasaban bien eran muy unidos, y que solo les tocaba salir a vigilar la ciudad y tratar de conquistar una que otra fémina; todo iba de maravilla hasta que se acordó de una historia que marco a el y su amigos.

"nos tocaba el turno de la noche, nos gustaba porque las bandidas salían a esa hora y pues les hacíamos compañía, eran como las siete según el cabo (el único que tenia reloj), aunque se veía algo claro, en aquel tiempo los tranvías atravesaban la ciudad no muy rápido y a lo lejos se oía el chillido del tren que venia de... bueno no me acuerdo de donde. Como siempre bajábamos por la veintiséis hasta el club de militares, comíamos algo y nos devolvíamos, ese día el guardia férreo nos convido a unas agrias (cerveza) y pues nos quedamos en el cruce, ese que queda en la veintiséis como con treinta y punta, por allá. Estábamos hablando de godos y cachiporros cuando oímos un estruendo, con el guardia fuimos a ver, el tren frenaba con fuerza. Ruiz, que estaba en sus necesidades, volvió con los calzones en la mano nos dijo "un tranvia se estrello y el chófer quedo vuelto mierda" cuando se disipo el  humo, logramos ver los pedazos del tranvia, recuerdo muy bien que el guardia férreo se llevo las manos a la cabeza mientras gritaba "se mataron estos maricones"".

Y mi abuelo es viejo, pero mentiroso no es...   8)

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