Ultimate Doom

Iniciado por Sigfried, Junio 21, 2008, 05:57:01 AM

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Sigfried

Como su nombre lo indica, este relato es, en forma de novela, lo que ocurre en Ultimate Doom. Posiblemente no coincida del todo con la historia original, pero creo que es lo mejor que puedo ofrecer. Me gusta escribir, y me gusta Doom, así que... ¿por que no?

Por cierto espero llegar a terminarlo, porque como siempre he dejado miles de cosas sin concluir, les menciono algunas?

-Harry Potter y el Secreto de la Vida y la Muerte -mi fanfiction que toma el lugar del séptimo libro de Harry Potter.

-Slayers DEAD -fanfiction de la serie de animé Slayers, la cuál ya he pensado absolutamente toda la historia, pero tengo que escribirla...

-Lost Land of Mistery -mi viejo proyecto de Heretic.

-Heretic remake, o como quiera que lo llamemos -el viejo proyecto que comencé con Doom Missed, o mejor dicho que casi todo hizo el, y del que no se como va a seguir.

-Quake 2 Doom, TC con armas de Quake, monstruos y texturas obtenidas de un Pack... jamás llegue a hacer más de 1 mapa.

-Y varios proyectos mas sobre Doom que tengo a medio hacer...
Desgraciadamente he perdido los Wads de TrooX y La Ultima Colonia, en los que había estado trabajando hace mucho tiempo, cuándo cambié el disco de la Pc, pero de no ser por eso tendría dos más.

Bueno, sin más preámbulos... aquí va el comienzo...



Capítulo I

Destino: Phobos


El Marine se recostó sobre su asiento. Hacía ya un mes que había dejado la Tierra: incluso con su avanzada tecnología le era imposible llegar rápidamente al planeta Marte. Si, Marte... su destino era Phobos, una de las lunas de Marte.
Lo recordaba perfectamente... había ocurrido dos días antes de su partida... una llamada de emergencia... los apresurados preparativos... el lanzamiento... todo había ocurrido muy rápido, sin dejarle ni siquiera tiempo para pensar.
El ejército de los Marines, al que éste soldado pertenecía, había recibido un llamado de emergencia desde la base de investigación de la Union Aerospace Corporation (UAC), una organización que se dedica al tratado de los desechos tóxicos en las bases industriales de Marte. La llamada provenía de Phobos, una de las dos lunas del planeta, en la que se encontraba una importante instalación industrial dedicada a refinar los desechos para convertirlos posteriormente en un combustible que se pudiera vender a un precio más elevado. La base contaba con un fuerte escuadrón militar, el cuál se encargaba de protegerla de posibles invasiones. El que realizó la llamada fue un sargento, al cuál pudieron ver mediante una cámara de seguridad, que se encontraba gravemente herido. No pudo dar detalles, pero dijo que un experimento había salido mal, había mencionado horribles mutaciones en todas las personas que se encontraban allí, y también algo relacionado con el Infierno... no pudo seguir hablando porque algo comenzó a ocurrirle en ese momento a su cuerpo, y luego la cámara estalló y la comunicación se cortó.
Inmediatamente, el general Pearson, que estaba a cargo del fuerte donde el Marine se encontraba, envió a un escuadrón muy preparado y bien armado a investigar el conflicto en Phobos. El mismo Marine, que tenía rango de Coronel, fue el jefe del escuadrón. Fueron aproximadamente veinte naves, cada una tripulada al menos por tres Marines, todas excepto la del Coronel. Pero apenas se habían acercado al planeta, algo de lo más inesperado había ocurrido...


//Flashback:

-Coronel, nos acercamos a Marte. –anunció una voz.
-Quédense en sus posiciones. Formación 381. Aterrizaremos en el gran cráter que se encuentra en la posición X3287 Y5678 de la luna Phobos.
Todas las naves se reunieron en dirección a la luna Phobos, y se agruparon formando una V.
-¡Solado González! –gritó el Coronel por medio del micrófono. –¡Formación 381! ¡Acérquese!
La nave que se había quedado separada del resto comenzó a moverse hacia un lateral, acercándose al resto para completar la formación.
Entonces, repentinamente, un destello de color verde cruzó el cielo. Un rayo láser había sido disparado desde algún punto de la luna Phobos. El rayo, con un poder increíble, atravesó de lado a lado la nave solitaria del soldado González. La nave comenzó a echar humo y se frenó en medio del espacio, y al cabo de unos segundos, explotó en mil pedazos.
-¡CUIDADO! –vociferó el Coronel. –¡ESO FUE EL ANIQUILADOR CÓSMICO DE PHOBOS! ¡TODOS MANTÉNGASE A DISTANCIA, ATERRIZAJE DE EMERGENCIA EN MARTE!
Pero el tiempo no se los permitió. Inmediatamente cuándo las fuerzas de la Tierra comenzaron a cambiar su dirección, una enorme esfera de energía de color verde brotó de la luna Phobos y cruzó a toda velocidad el espacio, impactando contra una de las naves y haciéndola explotar junto con otra que estaba junto a ella.
-¡ESO FUE EL CAÑÓN INTERPLANETARIO! ¡PHOBOS ESTÁ DESPLEGANDO SU ARSENAL CONTRA NOSOTROS! –aulló un Marine por el micrófono.
Aterrorizados, los Marines comenzaron a replegarse, y retrocedieron mientras se dispersaban en diferentes direcciones.
-¡SOLDADOS! ¡NO INTENTEN ESCAPAR HACIA EL ESPACIO, EL ARMAMENTO DE PHOBOS LOS ALCANZARÁ! –gritó el Coronel con todo el volumen que su voz le permitía. –¡HAY QUE ATERRIZAR EN MARTE! ¡NO PIERDAN TIEMPO!
Pero nadie lo escuchaba. Los soldados seguían escapando hacia la nada, con la imposible esperanza de alcanzar la Tierra antes de ser pulverizados. El láser volvió a atacar, y ésta vez se movió, barriendo a más de seis naves que se encontraban en una misma línea. Ya solo quedaba la mitad del escuadrón original. De ellos solamente dos naves se dirigieron hacia Marte; la del Coronel y la de un Mayor.
El Aniquilador Cósmico disparó dos veces más, destrozando por completo a nueve naves más. Luego se disparó el Cañón Interplanetario varias veces, haciendo estallar las pocas naves que habían sobrevivido al láser. Cuándo finalmente las armas dejaron de disparar, los únicos sobrevivientes eran el Coronel y el Mayor.
-Mayor Highcustom. –dijo a través del micrófono el Coronel. –No aterrice en el planeta. Lo rodearemos y aterrizaremos en Phobos por el otro lado. Mientras no se disparen las armas de Marte estaremos a salvo; tengo entendido que poseen un arsenal que no se compara en absoluto con ese pequeño Cañón Interplanetario...
Tardaron varias horas en dar la vuelta al planeta. Finalmente pudieron alcanzar a ver la superficie de Phobos, a la que de a poco iban acercándose...

//Fin del Flashback


-Mayor. –dijo el Coronel. –Tenga mucho cuidado a partir de ahora. Estamos muy cerca de la luna Phobos. Podemos esperar cualquier cosa.
-Entendido. –respondió.
Se acercaron cada vez más a la luna. Pronto los visores de la nave se activaron, y aunque se encontraban muy lejos de la superficie, pudieron ver a través de la pantalla muy claramente la base Phobos de la UAC. El Aniquilador Cósmico, un enorme cañón antiaéreo metálico que mediría medio kilómetro de longitud y cuyo orificio para disparar mediría cincuenta metros de radio, se encontraba absolutamente quieto, sin ninguna señal de haberse activado. En otra de las pantallas se podía ver un cañón bastante más coro en cuánto a longitud, pero el radio de su orificio era muchísimo más grande. No constaba solamente de un tubo, como el Aniquilador, sino que tenía una enorme base que lo sostenía y la cuál generaba los grandes proyectiles energéticos: era el Cañón Interplanetario, cuya potencia de fuego era muy superior a la del Aniquilador, pero que no podía atacar a más de un blanco a la vez. La Agencia de Inteligencia le había informado a Coronel y a sus tropas acerca del arsenal del que disponía la base, y él recordaba bastante de lo que le habían dicho. En caso de invasión, se utilizaba el Aniquilador contra las naves más pequeñas y rápidas, y el Cañón Interplanetario se disparaba contra las naves más grandes y resistentes, que solían ser lentas. En ese momento, tampoco daba ninguna señal de estar a punto de disparar.
¡BOOM! Una explosión se escuchó bastante cerca de la nave del Coronel. El visor cambio inmediatamente la pantalla para mostrar la nave del Mayor, cuyo lateral se encontraba abollado y se había prendido fuego.
-¡NOS HAN DESCUBIERTO! –bramó el Mayor. Maldiciendo, el Coronel aumentó la velocidad hacia la luna, volando en zigzag con la intención de esquivar los disparos. Pero había algo que le llamó mucho la atención: las armas de la base no se habían inmutado en absoluto. Eso quiere decir que había alguien más disparándoles...
Entonces, el Coronel pudo ver una ráfaga de bolas de fuego, de color naranja intenso como las llamas, que se dirigía directo hacia ellos. Viró hacia abajo y logró evadirlas, aunque el Mayor, que no era tan experto en el pilotaje como en el combate, no tuvo tanta suerte, y dos bolas de fuego más golpearon su nave. El fuego aumentó, y la nave comenzó a reducir la velocidad.
-¡NO LLEGARÉ! ¡SIGA USTED, CORONEL! –le gritó, en un último y heroico acto de apoyo a su superior.
-¡NO SE RINDA, MAYOR! ¡SIGA QUE YA CASI LLEGAMOS!
Era verdad. Ya se alcanzaba a ver con claridad a través de la gran ventana de la nave la superficie de la luna, y las múltiples instalaciones de la base Phobos.
Por suerte, no había una atmósfera térmica que atravesar, y podían aterrizar allí sin ningún problema. Ningún problema salvo las poderosas bolas de fuego, y el terror de que el Aniquilador Cósmico o el Cañón Interplanetario se activaran y los convirtieran en polvo interestelar...
-¡MIRE! ¡LAS COMPUERTAS DEL HANGAR ESTÁN ABIERTAS! –gritó el Coronel. –¡PODEMOS ATERRIZAR ALLÍ!
Pero las bolas de fuego volvieron a disparar, esta vez en ráfagas mucho más rápidas y menos pausadas. Hicieron lo posible por esquivarlas, pero varias de ellas golpearon las naves y les causaron grandes daños, especialmente a la del Mayor.
Su voz fue calma, como si ya supiera cuál era su destino y se hubiera resignado:
-Escuche bien, Coronel. Le han dado a los controles de dirección de mi nave, lo cuál quiere decir que ya me es imposible aterrizar... pero antes de que muera, debo asegurarme de que usted llegue con vida a la base. Vamos, apresúrese hacia las puertas del Hangar, que yo lo cubriré.
Sin poder pensar en otra cosa que en el enorme valor del Mayor para realizar tal sacrificio, el Coronel se dirigió como un bólido hacia las compuertas abiertas del Hangar, mientras otra ráfaga de bolas de fuego lo seguía a toda velocidad. Echando humo y a los tropezones, la nave del mayor iba tras él, pero con su rumbo bastante desviado. Intento disparar el pequeño láser con el que contaba la nave, con el cuál logró hacer estallar varias bolas de fuego, y junto con las otras tantas que golpearon su nave, hubo ya muy pocas que persiguieron al Coronel hasta la entrada del hangar.
Ya estaban a la altura de las instalaciones de la base... el Coronel se dirigía a toda velocidad hacia la puerta del Hangar, y solo le faltaban unos cuántos metros para llegar. El Mayor había perdido casi completamente el control de su nave, y lo único que podía hacer era seguir disparando... entonces vio, en una torreta de defensa cercana al centro de control de la base, a unas criaturas muy extrañas... parecían pequeños demonios, de color marrón y cubiertos de espinas. Con las manos creaban las bolas de fuego que los habían atacado antes, y eran ellos quienes atacaban con vehemencia al Coronel, a quién solo le faltaba recorrer unos metros y podría aterrizar en el Hangar. El Mayor sonrió. Iba a ser su última sonrisa.
-Tomen esto, mal nacidos. –dijo, y oprimió un gran botón rojo que había en el panel de control. Inmediatamente un misil se desprendió de su nave y salió disparado hacia la torreta donde se encontraban los monstruos, y se estrelló contra ella produciendo una gran explosión. Inmediatamente, las bolas de fuego dejaron de surgir.
El Mayor cerró los ojos justo después de ver que el Coronel cruzaba las puertas del Hangar.
-Mi misión ha terminado. –susurró.
Y segundos después su nave chocó contra una gran muralla metálica y estalló en mil pedazos.
AS~

Tomato-Chan^3^

Perfecto, me ha encantado. Muy entretenido :)

Doomguyer

esta muy guapo pero es algo corto. creo que vas a hacer una continuacuion no?

Sigfried

Actualizo con el segundo capítulo, me ha quedado muy corto... pero bueno, ni que el E1M1 fuera muy largo ;)


Capítulo 2

Aterrizaje forzoso


Inmediatamente cuándo penetró en el Hangar, las puertas se cerraron tras el. El Coronel, único Marine restante del escuadrón, había comenzado a pensar que había caído en una trampa.
Entonces, sus sospechas se confirmaron cuándo una bola de fuego lo golpeó desde abajo y su nave comenzó a perder estabilidad. Inmediatamente inició el descenso, y entre golpes de bolas de fuego y humo, logró aterrizar en el duro suelo de Hangar.
Las compuertas de la nave se abrieron. Antes de bajar, se colocó su anillo con punta, para defenderse en caso de quedarse sin balas, y tomó su pequeña pistola.
Bajó de la nave. El Hangar estaba desierto; era una gran estancia, completamente vacía, sin ninguna otra nave ni tampoco guardias. A lo lejos pudo ver una gran puerta metálica, y a su izquierda unas escaleras.
-¿Pero qué...?
Corrió hacia las escaleras. De ella podía ver descender a un hombre de aspecto extraño... tenía la mirada perdida y en la ropa varias manchas extrañas. No debía ser más que un soldado, pues empuñaba una pistola.
-¡Soldado! ¿Qué ocurre aquí? –preguntó el Marine.
El soldado no respondió. Se limitó a mirar al Marine con ojos extraños, como si no supiera quien era ni por qué estaba allí. Entonces, sin previo aviso, levantó la pistola y disparó.
-¿Qué haces? –le gritó el Marine. Por suerte la puntería del soldado era malísima, y la bala había pasado a medio metro de distancia de él.
El Marine disparó su pistola dos veces. Las dos balas le acertaron al soldado en el pecho, que cayó al suelo muerto en seguida.
El Marine subió corriendo las escaleras. No tenía idea de que era lo que podía haber ocurrido allí. Era evidente que no era bienvenido, pero no sabía por qué.
Allí, en el lugar del que había venido el soldado, había un pequeño chaleco antibalas de color verde y algunas municiones para la pistola. Pensó que le sería bastante útil, así que tomó todo y volvió a la sala principal del Hangar.
Oprimió un pequeño botón que había en la puerta metálica y ésta se abrió, deslizándose hacia arriba. Detrás de ella había dos soldados más haciendo guardia, y apenas vieron al Marine dispararon sus pistolas. Por suerte, ninguna de las balas lo tocó: su puntería era desastrosa, igual que la del primero.
Con sendos disparos, logró acabar también con ellos dos. Pero al atravesar la puerta penetró en una estancia más grande que la primera: Había un irregular camino en el medio, y el resto estaba cubierto de lo que parecía ser desecho tóxico, de color verde vivo y que despedía un olor muy extraño. Y allí, en medio del puente, había varios soldados más. El que estaba al frente tenía ropa diferente a los demás, y portaba una escopeta. En su pecho brillaba una insignia de Sargento.
El Marine disparó su pistola cuatro veces más. Los cuatro soldados que estaban alrededor del Sargento cayeron, pero éste apuntó con su escopeta al Marine y disparó.
No se parecía en nada a los otros soldados: su puntería era mucho más certera. El Marine tuvo que echarse a un lado para esquivar el disparo, pero desgraciadamente calculó mal la caída y cuándo intentó frenarse con el codo, lo apoyó sobre el humeante desecho tóxico. Soltó un grito: era como ácido, y le había quemado el codo.
Antes de que el Sargento pudiera disparar de nuevo su escopeta, apuntó con su pistola y le disparo varias veces. Logró acertarle tres tiros, los cuáles fueron suficientes para acabar con él.
En ese momento, una bola de fuego cruzó el aire. El Marine la esquivó con dificultad. La bola provenía de una abertura que estaba en la parte más elevada de la habitación; una criatura muy extraña, que parecía un demonio de color marrón y cubierto de púas, había sido quien se la había arrojado.
Pero el Marine tenía buenos reflejos; rápidamente saltó y tomó la escopeta que había caído sobre el cuerpo del Sargento. Ya estaba cargada. Apuntó hacia arriba y disparó.
El cartucho disparado se dividió en varios proyectiles pequeños que se ubicaron en línea recta. El monstruo era lento, por lo cuál no fue capaz de esquivar a tiempo el disparo... tres de los proyectiles atravesaron su pecho, y el monstruo soltó un grito y cayó al suelo.
Corrió hacia el final del camino. Había otra puerta metálica, que se abrió de la misma forma que la otra. El Marine entró en una estancia poco iluminada, en la que resplandecían algunas velas sobre candelabros. Pudo ver algunos barriles de metal que contenían desecho tóxico; pero no tuvo mucho tiempo, pues en frente de él había otro de los monstruos que arrojaban bolas de fuego. Con otro rápido disparo de la escopeta, el monstruo cayó sobre un charco de su propia sangre.
El lugar era pequeño. Al fondo el Marine pudo ver una pequeña puerta, que tenía sobre ella un cartel que indicaba: Planta Nuclear.
El Marine abrió la puerta con un chirrido y entró, sin saber lo que le esperaba...
AS~

Doomguyer

esta guapo pero hay confusion no lo entendi tan bien

Doom Missed

Está muy bien, pero solo que la segunda parte es muy fiel al nivel, quizá tendrías que cambiarlo un poco porque queda un poco forzado.

Por lo demás: ¡Excelente! Espero que continues con la historia y no dejes los capítulos inacabados. :wink: