Enemy Lines 3

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Encontré este jueguecillo por casualidad, buscando algo que ahora no recuerdo. Y como se trataba de una descarga pequeña me animé a instalarlo y lo probé. Sí, su aspecto gráfico resulta un poco chocante —a mí me recuerda un poco a la película Tron—, y seguramente no gustará a todo el mundo, pero el juego tiene su gracia.

Enemy Lines es una serie de juegos gratuitos creada por Raphael Pikrin. Si no recuerdo mal hay trece entregas, que abarcan diversos géneros e incluyen algunos experimentos curiosos —echadle un vistazo a la página web del autor—. El título que nos ocupa ahora, Enemy Lines 3, es obviamente la tercera de ellas, y se desarrolló entre 2005 y 2006. Se distribuye como un paquete instalable para Windows, y el código fuente para ser compilado en Linux y otros sistemas de tipo Unix.

El autor no explica gran cosa; se limita a describir Enemy Lines 3 de forma escueta, así:

«Semi-abstract first person 3d-shooter game.
Single-player.
Shoot evil robots before they get too close or use your jetpack to escape.
The robos can't jump but they tear down walls».

Y, más o menos, ésa es toda la documentación existente sobre el juego. Afortunadamente, Enemy Lines 3 resulta un arcade simplón, con una mecánica obvia desde un principio. El reto consiste en superar cada nivel, sobrevivir a las hordas de robots enemigos, y acumular puntuación —con habilidad y un poco de suerte podréis lograr una posición en la lista de mejores jugadores que mantiene el autor; leed el archivo README.txt si queréis saber un poquito más sobre cómo funciona este detalle—.

Viendo las cosas más detenidamente, comentaré que en realidad existen varios tipos de niveles, que se distinguen según el objetivo a cumplir para terminarlos. Por ejemplo, en algunos mapas hay que eliminar a cierto número de robots enemigos, mientras que en otros deberéis descubrir todas las llaves, o defender la zona central del escenario —¡difícil!—. El orden de los niveles resulta aleatorio, y de hecho muchas veces el propio decorado también lo es, así que existe cierta variedad y dos partidas no tienen por qué transcurrir del mismo modo. Se dan además pequeños cambios estéticos entre los mapas, que afectan al color del cielo o la textura de los cubos que componen el escenario.

Nuestro personaje protagonista, sea quién sea, va equipado con una única arma, y un propulsor —jetpack— que nos permitirá volar durante cortos intervalos. Ambos objetos se gastan con el uso, pero podréis renovarlos recogiendo ciertos bonus dispersos por cada mapa.

Sólo existe una clase de enemigos: los simpáticos monigotes-robot de colores, que se arrastran bamboleándose por el escenario como zombis. Su táctica consiste en avanzar, implacables, hacia el jugador, con la esperanza de explotar junto a él cual militante suicida paquistaní. Estos robots pueden eliminarse fácilmente con un disparo de vuestra pistola láser. Pero no importa, porque siempre hay más, cayendo del cielo como en una tormenta otoñal; de modo que, después de un rato jugando en un mismo nivel, acaban reuniéndose multitudes de ellos. Y otro detallito importante acerca de estos robots: pueden destruir los obstáculos que se interpongan en su camino, y abrir boquetes en las paredes.

En fin, Enemy Lines 3 es un jueguecillo simple y poco ambicioso, pero también gratuito. Y su estética resulta bastante original, con todos esos colores sólidos y brillantes; así es cómo en los años ochenta la gente imaginaba el futuro de los gráficos por ordenador... Echadle un vistazo, quizás os guste.

REQUISITOS DEL SISTEMA

Como ya he dicho arriba, el autor no dedicó demasiado tiempo a documentar el juego, y por lo tanto no dejó escrita ninguna lista con los requisitos necesarios para ejecutarlo. Yo lo he probado en varias máquinas, y me he encontrado con que Enemy Lines 3 resulta un programa pequeño y bastante ligero, pero requiere lo siguiente:

• Aceleración gráfica; probablemente bastará con una tarjeta de 16 MB, pero es recomendable disponer de algo un poquito mejor.
• 64 MB de memoria RAM. En realidad, el juego ocupa en memoria unos 26-30 MB, incluidas las librerías que necesita para funcionar —SDL, etc—, así que es posible que funcione bien en máquinas incluso más limitadas; pero 64 MB me parecen el mínimo recomendable, si tenemos en cuenta que parte de esa memoria ya está ocupada por el sistema operativo y otras cosas que puedan estar ejecutándose.
• 5 MB libres en el disco duro.
• Windows ¿95?-98-XP-Vista.

Para que os hagáis una idea, ésta ha sido mi experiencia:

• En un Pentium II a 350 MHz, con 96 MB de RAM y una tarjeta gráfica Nvidia TNT2 de 32 MB: funcionaba sin problemas, quizás con alguna ralentización ocasional, poco perceptible, cuando se juntaban demasiados enemigos.
• En un Pentium III a 800 MHz, con 384 MB de RAM y sin aceleración gráfica: injugable.
• En un portátil EeePC (procesador Intel Atom a 1'6 GHz, 1024 MB de RAM, tarjeta gráfica integrada con aceleración de 256 MB): funcionamiento fluido, con algún fallo gráfico de vez en cuando —aunque quizás esto sea culpa de Windows 7—.